Hace escasos días, el 26 de diciembre, José Maria Bravo a sus 92 años de edad, el que fuese el último de los ases republicanos y hasta la fecha el mayor as vivo de la aeronáutica Española (23 derribos confirmados) nos ha dejado para siempre.
Este gran piloto empezó sus andaduras como aviador en el aeródromo de Ocaña volando planeadores y adquiriendo gran experiencia con ellos, lo que le llevo a alistarse como piloto republicano al comienzo de nuestra penosa guerra civil. Fue líder de la 3a escuadrilla de “moscas” (I-16) conocida como “el seis doble” y lucho en ella hasta que las tropas Franquistas ocuparon el último de los aeródromos Republicanos obligándole a escapar a Francia donde estuvo penosamente confinado en un campo de concentración durante varios meses.
El 193, el avión de Bravo (Posteriormente de Tarazona)
Después de Francia, se marchó a la Unión Soviética para continuar sus estudios de ingeniería pero una vez mas la guerra le cogió por medio, negada su intención de volver a pilotar, participo en la contienda como guerrillero de sabotaje tras las líneas alemanas que habían invadido la Unión Soviética. Fue a mediados de 1942 cuando la U.R.S.S admitió a varios pilotos republicanos en su fuerza aérea, entre ellos Bravo, participando activamente la defensa aérea soviética. Como dato curiosos, Bravo, fue el comandante al mando de la escuadrilla que escoltó a Stalin en su viaje a Teherán. Terminó la guerra como teniente coronel y fue profesor de idiomas en un instituto de Moscú hasta 1960 que es cuando volvió a España.
Desde Entonces hasta el día de su muerte, este apasionado piloto mantuvo una férrea actividad relacionada con el mundo de la Aeronáutica, dando conferencias y charlas por todo el mundo. Fundó y presidió la asociación de aviadores de la republica (ADAR), recaudo fondos para la restauración de un I-16 para la fundación infante de Orleáns que él mismo voló ya con casi 90 años haciendo hasta alguna que otra acrobacia. Aún siendo fiel a sus ideales no tuvo problema alguno en reconciliarse con aquellos que antaño fueron sus enemigos, es decir, un autentico caballero del aire.
Un caballero del aire siempre vuela afeitado.
A modo de reflexión, Bravo para mí a parte de un gran aviador, representa a toda una generación de hombres y mujeres que tuvieron que sufrir las penurias de la guerra, la perdida de seres queridos, el hambre, marcando sus vidas para siempre y dándoles una fortaleza que ni de cerca conocerá nuestra generación la cual, aunque no nos lo parezca, vive entre cojines. Estamos de acuerdo que hay mucho por que reivindicar, que hay que mejorar nuestra calidad de vida pero no debemos olvidar aquello que muchos de nuestros abuelos nos han dicho siempre, aquello tan típico de “No sabéis lo bien que vivís”.
Querido Bravo, espero que a estas horas ya te encuentres con todos aquellos camaradas que quedaron atrás, con aquellos que cayeron en combate o la vejez se los ha llevado como a ti, espero que a estas horas te encuentres volando en formación cerrada con ellos, a bordo de vuestras viejas monturas y volando hasta la eternidad.
D.E.P
